Cuando una persona medita obtiene muchos beneficios físicos y mentales, pero además transforma la energía negativa en positiva.
Cuando un grupo de personas se reúnen para meditar juntas, se crea una energía positiva muy poderosa que beneficia no sólo a la persona sino a toda la comunidad donde se realiza, pueblo, ciudad o isla. Por lo tanto meditar en grupo debe considerarse también un Servicio Social Altruista.